"-¿no quieres dormir junto a mí?
-tengo casi 15 años mamá. -Yo también tenía quince años cuando tuve que
dormir junto a tí por primera vez. Y también lo hice los siguientes
nueve meses aunque me dabas ganas de vomitar y no parabas de darme
patadas.Pero si lo prefieres, puedes dormir en la silla. Somos libres,
personas libres y debemos decidir."
“Rompes a llorar o a reír. Creo que vale la pena hacerse añicos por esos sentimientos”
“-En la vida hay poco espacio para
los susurros- me decía-. Yo he recibido tres o seis minutos de susurros.
Frases muy cortas de hombres en momentos muy puntuales: “Te amo… no te
olvidaré… sigue… sigue… ” Los susurros son tan potentes que deberían
prohibirse en la cama. Allí todos mienten, absolutamente todos. Nunca
susurres en la cama y menos cuando tengas sexo”
“Ella no creía en finalizar ni discusiones, ni charlas ni
espectáculos de danza. Decía que los puntos finales facilitan la vida a
la gente. Los puntos aparte y los suspensivos incrementan la
inteligencia”
“Nunca se sabe qué encontrará uno tras una puerta. Quizá en eso consiste la vida: en girar pomos”
“Sé valiente-dijo-. En la vida, en
el amor y en el sexo. La gente olvida que debe pedir caricias y besos
[...] Una caricia, un beso, solicitar el calor de una mano en el ombligo
no deben ir acompañados con el sentimiento de que eso provocará o
derivará en sexo”